ARROLOBOS

Esta novela de aparente corte costumbrista, ambientada a principios del siglo XX en la comarca de Las Hurdes, «cuando todavía se invocaba al macho Lanú y la llegada del primer vehículo a motor sembró el pánico entre sus conciudadanos», está escrita con 'cariño despiadado', pero con la verdad de quien ha vivido y compartido antes de ponerlo por escrito. Así, quedan engarzados bajo un mismo hilo conductor un conjunto de relatos, leyendas, anécdotas y vivencias que corren de boca en boca entre los ciento diecisiete hurdanos que prestan su voz al escritor, «contadas de forma distinta según quien lo hace, y que a unos agrada y a otros molesta».Más allá de la visión clínica de Gregorio Marañón y del boato de la visita regia de Alfonso XIII, de un inexistente e imaginario 'cut up' de 'Las Hurdes, tierra sin pan' y 'Los olvidados', realizado en su 'último suspiro' por Luis Buñuel, el correlato perfecto de 'Arrolobos' serían las primigenias palabras de la tribu contadas a la luz y al calor de las hogueras, cuyo fuego iluminara el hecho en sí mismo prodigioso de contar y alumbrara el tránsito de la narración oral a la escritura, al que asistimos en calidad de invitados de honor gracias a ese mágico artefacto que es el libro. 10